OBRA MISIONAL PONTICIA DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE

Semblanza:

La Propagación de la Fe es una Obra Misional Pontificia para animar misioneramente y promover la cooperación misionera universal en todos los sectores del Pueblo de Dios, especialmente entre los jóvenes y adultos.

Un poco de historia
Con veinte años escasos contaba Paulina Jaricot cuando empezó a dar forma a su sueño de niña: colaborar con su hermano Fileas (tres años mayor que ella y, a la sazón, alumno del seminario sulpiciano de parís) en sus futuras correrías misioneras por la lejana China.

No era, sin embargo, muy propicia la época. Corría el año 1819 y la Iglesia de Francia, que tanto había aportado a la evangelización, principalmente del Extremo Oriente, se encuentra en momentos difíciles para el apostolado. La clausura, durante largos años, de muchos seminarios; la disolución de los institutos religiosos; el empobrecimiento moral de un pueblo sin pastores, propician, más bien, según criterios humanos, el cierre sobre sus propios problemas y no la apertura generosa a la extensión de las fronteras del Evangelio. Este es, empero, el marco escogido por el Espíritu de Dios para darle un nuevo y vigoroso resurgir misionero a la Iglesia a través de esta joven, hija de unos fabricantes de seda de Lyón.

Sobre el reverso de un naipe y en el entorno de una tertulia familiar, Paulina Jaricot escribe las líneas generales de una asociación en favor de las misiones, la pone inmediatamente en marcha entre las obreras de la fábrica de su padre, extendiendo muy pronto sus socios en todo Lyón y multiplicando vertiginosamente la ayuda a las misiones de Asía Oriental.

En coincidencia temporal y a impulsos del Obispo de Nueva Orleans en Norteamérica, surgía -también en Lyón- otra asociación para atender a las necesidades de las misiones entre los indios de aquellas latitudes. Convocados por su fundadora, la señora de petit, se reúnen los católicos más distinguidos de la ciudad; entre ellos un joven -Benito Coste- que, ante las divergencias entre miembros de ambas asociaciones, expresó así su sentir misionero: "Nosotros somos católicos y por eso no queremos sostener tal o cual misión particular, sino todas las misiones del mundo".

Tal y tan categórica afirmación impactó fuertemente a la concurrencia y se decide crear una obra general -"Asociación de la Propagación de la Fe" a la cual ayudar con la oración y la limosna, abierta a todos los países católicos y en favor de todas las misiones del globo" (J. Goiburu: Animación Misionera, pág. 192). Fuera de su título, todos los demás aspectos de la asociación son los señalados por Paulina Jaricot para su obra. "Dios hacía converger en un fin único las voluntades divergentes", diría después el mismo Benito Coste.

Es esta nota de universalidad la que conquista para la Obra el corazón de la jerarquía y de los fieles dando pie a su rápida difusión.

"Fue el Papa León XIII el que, con su encíclica "Christi Nomen" (1894), en favor de la Obra de la Propagación de la fe, más contribuyó a su universal difusión" (Goiburu, Ib. p. 193). S. Pío X la califica de "eminentemente católica y la institución principal para la dilatación del reino de Dios". Benedicto XV la recomienda como la primera Obra Misional a la que deben atender los católicos. Y Pío XI, el 3 de mayo de 1922, la declara Obra Pontificia. "Si al principio su carácter de universalidad le granjeó las simpatías del mundo católico, ahora su carácter de órgano oficial de la Iglesia le abrió de par en par, por derecho propio, las puertas de todas las diócesis, parroquias, asociaciones y familias cristianas" (Goiburu, Ib. 194).
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Objetivos
La obra de la Propagación de la Fe tiene lo siguientes objetivos:
Suscitar el interés por la evangelización universal en todos los sectores del Pueblo de Dios: en las familias, en las comunidades de base, en las parroquias, en los centros docentes, en los movimientos, en las asociaciones, a fin de que toda la diócesis adquiera conciencia de su vocación misionera universal. Para lograr este objetivo, es necesario disponer de una sólida organización a nivel parroquial.

Promover, entre las Iglesias locales, la ayuda tanto espiritual como material y el intercambio de personal apostólico para la evangelización del mundo. La evangelización es, ante todo, una acción del Espíritu Santo; por eso es necesario situar, en primer lugar, la plegaria y el sacrificio.
La promoción de las vocaciones misioneras deberán ser también, una de las grandes preocupaciones de la Obra.

Al apelar a la generosidad de los cristianos de todo el mundo, la Obra se propone constituir un fondo central de solidaridad que le permita elaborar un programa de asistencia para ayudar, de manera regular, a las necesidades especiales de todas las llamadas a la misión. La Obra cuidará de informar a los cristianos sobre la vida y las necesidades de estas Iglesias.

La Obra se propone establecer lazos fraternos entre las Iglesias por medio del intercambio de información, la participación de los valores espirituales, los testimonio de solidaridad en tiempo de prueba y el soporto moral a las Iglesias que lo necesitan" (Est. II, art. II, 9).


Actividades Pastorales:
"La Obra desarrolla su actividad durante el año"... Tiempo atrás, -y no son muchos los años- no pocos cristianos pensaban que la cooperación a la obra misionera de la Iglesia era cuestión de un solo día al año: el DOMUND. Parecía como si la preocupación permanente por "las misiones" sólo afectará a unos cuantos "chiflados" que tenían su cabeza y corazón puestos en la evangelización de quienes aún no conocían el mensaje de Jesús y la Iglesia por El fundada.

No es que haya desaparecido totalmente esta mentalidad, pero el hecho de que el Concilio Vaticano II haya proclamado:
La misioneidad de la Iglesia: "Como la Iglesia es toda ella misionera y la obra de la evangelización es deber fundamental del Pueblo de Dios, el Concilio invita a todos a una profunda renovación interior, a fin de que, teniendo viva conciencia de la propia responsabilidad en la difusión del Evangelio, acepten su participación en la obra misionera entre los gentiles" (AG 35).

La dimensión misionera como elemento substancial de la vocación cristiana: "Todos los fieles, como miembros de Cristo vivo, incorporados y asemejados a El por el bautismo, por la confirmación y por la Eucaristía, tienen el deber de cooperar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo para llevarlo cuanto antes a su plenitud" (AG 36). Y en consecuencia, la responsabilidad de todo cristiano de participar activamente en la evangelización universal: "Por ello, todos los hijos de la Iglesia han de tener viva conciencia de su responsabilidad para con el mundo, fomentar en sí mismos el espíritu verdaderamente católico y consagrar sus energías a la obra de la evangelización" (AG 36).

Ha sido, sin duda alguna, la fuerza que ha colocado a "las misiones" en el puesto que le es debido, en el corazón de la Iglesia: "La misión ad gentes... es la responsabilidad más específicamente misionera que Jesús ha confiado y diariamente vuelve a confiar a su Iglesia" (RM 31). "La llamada vuelta o 'repatriación' de las misiones a la misión de la Iglesia... ha dado un respiro a la misma actividad misionera, concebida, ya no como una tarea al margen de la Iglesia, sino inserta en el centro de su vida como compromiso básico de todo el Pueblo de Dios" (RM 32).

De ahí el que la animación misionera sea un elemento primordial en la pastoral ordinaria de la Iglesia - Universal y particulares (Cfr. RM 83)- con el fin de que todo cristiano conozca y ejerza continuamente su derecho - deber a cooperar en la actividad misionera de la iglesia entre quienes aún no conocen a Cristo (Cfr. RM 77).

La Dirección Nacional de las OMPE, con el apoyo de las Direcciones Diocesanas de Misiones, en su afán de hacer realidad los objetivos de la Propagación de la Fe, además del DOMUND realiza los siguientes programas:

CONAMI:
Cada cinco años se realiza el Congreso Nacional Misionero, con la participación de todos los sectores del Pueblo de Dios

Revista AD GENTES:
Es el medio informativo editado por las OMPE para la animación y formación misionera de todos los sectores del Pueblo de Dios.

Liga Misional Juvenil:
La Obra de la Propagación de la Fe, por medio de la Liga Misional Juvenil, pretende la información, formación, animación y cooperación misionera de la juventud.

Su objetivo general es: sensibilizar a la juventud hacia una respuesta generosa y constante al desafío de la evangelización AD GENTES y hacia una organizada animación y cooperación misioneras de toda la Iglesia.

Está presente en la mayoría de las diócesis del país. Celebra cada tres años el CONAJUM; este Congreso de la Juventud Mexicana reúne a varios miles de jóvenes que posteriormente en sus diócesis realizan post-congresos misioneros juveniles.

Otros eventos anuales:
La Marcha Nacional Juvenil Misionera en Semana Santa.
El Curso Nacional de Espiritualidad Misionera de LMJ.
El Encuentro Nacional de Dirigentes de LMJ.
El Curso Nacional de Formación para Coordinadores de grupos.
Los Retiros de Animación Misionera.
Los Encuentros con Cristo Misionero.

UNION DE ENFERMOS MISIONEROS

La Iglesia siempre se ha preocupado porque todas las células, que forman el Cuerpo Místico de Cristo, estén vivas y sean transmisoras de vida.

La Unión de Enfermos Misioneros (UEM) trata de dar respuesta positiva a nuestro mundo, cada vez más deshumanizado, por medio de la participación eficaz de los enfermos, ancianos y minusválidos, que son apóstoles cuyo testimonio de vida cuestiona a los otros hombres y los invita a unir sus sufrimientos a la pasión de Cristo en bien de la misión de la iglesia entre los no cristianos