RECTORIA:
MARIA MADRE DE DIOS /RESURRECIÓN/SAN JOAQUIN Y STA. ANA
HORA SANTA PARA EL
RETIRO DE CUARESMA 2018
BIENVENIDA:
Bienvenidos hermanos en Cristo,
todos somos invitados a colaborar en la construcción del Reino, en la Iglesia de Jesucristo, de la cual todos
formamos parte gracias al bautismo. Trabajar por el Reino de Dios
significa reconocer y favorecer el dinamismo divino que está presente en la
historia humana
ORACIÓN INTRODUCTORIA
Señor Jesús, para vivir unido a Ti de modo real, personal y constante, necesito alimentar esta unión por medio de la vida de gracia y la identificación de mi voluntad con la tuya, en esta meditación y durante toda mi vida. ¡Ven Espíritu Santo y haz esto posible!
Señor Jesús, para vivir unido a Ti de modo real, personal y constante, necesito alimentar esta unión por medio de la vida de gracia y la identificación de mi voluntad con la tuya, en esta meditación y durante toda mi vida. ¡Ven Espíritu Santo y haz esto posible!
CANTO: Altísimo Señor
Altísimo Señor, que
supisteis juntar a un tiempo en el altar, ser Cordero y Pastor,
quisiera con fervor, amar y recibir, a quien, por mí, quiso morir.
quisiera con fervor, amar y recibir, a quien, por mí, quiso morir.
Cordero divinal, por nuestro
sumo bien, inmolado en Salem, en tu puro raudal,
de gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.
de gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.
PETICIÓN
Jesús, dame la gracia de orar y de hablar contigo de corazón a corazón.
Jesús, que siempre estas al pendiente de lo que necesitamos, te pedimos que nos, ayudes a valorar que tu Cuerpo y Sangre es el alimento que nos mantendrá con fuerzas para trabajar por el Reino.
Jesús, dame la gracia de orar y de hablar contigo de corazón a corazón.
Jesús, que siempre estas al pendiente de lo que necesitamos, te pedimos que nos, ayudes a valorar que tu Cuerpo y Sangre es el alimento que nos mantendrá con fuerzas para trabajar por el Reino.
Amén
OREMOS:
Oh Jesús, te ofrezco este
sacrificio por tu amor, ¡por la conversión de los pecadores y en reparación de
los pecados que tanto ofenden a tu Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de
María!
¡Dios mío, yo creo, adoro,
espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan,
no te aman! (Tres veces).
(Meditemos: Hagamos silencio, para escucharlo).
LA PALABRA DE DIOS NOS ILUMINA
LECTURA del libro de Daniel (7, 13-14 y 27)
Yo seguía mirando, y en la visión nocturna vi venir las nubes del
cielo, como hombre, que fue presentado al anciano, a Dios. Le dieron el
poder, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su
poder es eterno y nunca pasará, y su reino no será destruido. Y la soberanía,
el poder y la grandeza de todos los reinos del mundo serán entregados al pueblo
de los santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno y todos los poderes le
servirán y obedecerán.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El Reino de Dios se encuentra en todo lo bueno que existe en el mundo, esta bondad procede de Dios Padre, y en especial estamos llamados a colaborar y solidarizarnos con el crecimiento de este Reino.
El Reino de Dios se encuentra en todo lo bueno que existe en el mundo, esta bondad procede de Dios Padre, y en especial estamos llamados a colaborar y solidarizarnos con el crecimiento de este Reino.
No obstante, la complejidad de la vida podemos descubrir aspectos
positivos que son signos de esperanza e invitación a que nos sumemos a ellos. Reflexionemos e identifiquemos los aspectos
positivos en nuestra vida. En nuestra cultura, en la educación, en el descanso,
en la familia, en el trabajo, en la vida religiosa, en los medios de
comunicación, en la naturaleza. Meditemos
en silencio.
CANTO: Busca primero el
Reino de Dios y su Justicia Divina. Y por añadidura lo demás se te dará
aleluya, aleluya.
No se preocupen que habrán de comer, ni por la ropa que habrán de
vestir. Y por añadidura lo demás se te dará aleluya, aleluya.
OREMOS:
Jesús, que viniste a establecer el Reino de Dios. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que eres el Rey anunciado por los profetas R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que te proclamas a ti mismo Rey del mundo. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, cuyo Reino exige justicia y paz entre los hombres. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que venciste y expulsaste fuera a Satanás. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos pides a todos la Gracia, vida del Reino. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que llamas voluntarios para trabajar por el Reino. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos pides esfuerzo para pertenecer a tu Reino. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos preparas un Reino definitivo en los cielos. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que entregaras al Padre un Reino glorioso y eterno. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos das la Eucaristía como banquete del Reino. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Jesús, que nos esperas a todos en el Reino celestial. R-¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
ORACIÓN
Te pedimos de un modo especial por la conversión de los pecadores y la
paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y
lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.
Padre nuestro… Ave María…
Gloria al Padre…
En los cielos y en la tierra, sea para siempre bendito y alabado.
Todos: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.
Oh Dios, que en este sacramento
admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del
Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todas los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores. (Meditemos: Hagamos silencio, para escucharlo).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todas los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores. (Meditemos: Hagamos silencio, para escucharlo).
LECTURA del EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (13, 24-30).
Jesús propuso a sus discípulos esta parábola: con el reino de los cielos sucede lo mismo que con un hombre que sembró buena semilla en su campo. Mientras todos dormían, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo, y se fue. Y cuando creció la planta y se formó la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los siervos vinieron a decir al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿cómo es posible que tenga cizaña? Él les respondió: lo ha hecho un enemigo. Le dijeron: ¿quieres que vayamos a arrancarla? Él les dijo: No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquen también con ella el trigo. Dejen que ambos crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha; entonces diré a los trabajadores: recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, pero el trigo júntenlo en mi granero.
Jesús propuso a sus discípulos esta parábola: con el reino de los cielos sucede lo mismo que con un hombre que sembró buena semilla en su campo. Mientras todos dormían, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo, y se fue. Y cuando creció la planta y se formó la espiga, apareció también la cizaña. Entonces los siervos vinieron a decir al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿cómo es posible que tenga cizaña? Él les respondió: lo ha hecho un enemigo. Le dijeron: ¿quieres que vayamos a arrancarla? Él les dijo: No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquen también con ella el trigo. Dejen que ambos crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha; entonces diré a los trabajadores: recojan primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, pero el trigo júntenlo en mi granero.
Meditemos en silencio.
REFLEXIÓN: Leemos despacio y en las preguntas hacemos silencio.
La Palabra de Dios en nuestra
vida: El Reino de Dios se hace presente en el campo de la historia humana,
creciendo como el trigo en medio de la cizaña que le resta fuerzas y le
disminuye su fruto, no obstante, logra abrirse paso para alcanzar la plenitud
al final de los tiempos.
A la luz de la parábola propuesta, nos damos cuenta de que en el mundo y en la ciudad siguen coexistiendo el bien (salido de las manos de Dios) y el mal (fruto del pecado del hombre y cómo no siempre es fácil distinguirlos. Pensemos y hagamos una lista de cosas negativas que invaden en nuestro País, Ciudad, Comunidad, Familia, Cultura, Educación, Familia, Iglesia, etc.).
A la luz de la parábola propuesta, nos damos cuenta de que en el mundo y en la ciudad siguen coexistiendo el bien (salido de las manos de Dios) y el mal (fruto del pecado del hombre y cómo no siempre es fácil distinguirlos. Pensemos y hagamos una lista de cosas negativas que invaden en nuestro País, Ciudad, Comunidad, Familia, Cultura, Educación, Familia, Iglesia, etc.).
La Palabra de Dios en mi vida: “Jesús tiene ahora muchos que
aspiran a su Reino celestial, pero pocos que estén dispuestos a llevar su
cruz”, dice la imitación de Cristo. Y Jesús, “El reino de los cielos padece
violencia, y solamente los esforzados se hacen con él”. Me debo convencer de
que el Reino me exigirá siempre sacrificio. Para permanecer en la Gracia de Dios, pues, de
lo contrario, volvería al reino de las tinieblas del que fui sacado por el
Bautismo. Para crecer en la vida del Reino, practicando con más energía la
virtud. Para trabajar esforzadamente por el Reino, con un apostolado generoso.
Meditemos: ¿Estoy dispuesto (a) a cumplir con estas exigencias de mi
pertenencia al Reino de Cristo, al Reino de Dios?
OREMOS Respondemos: Señor,
Jesucristo, escúchanos.
El Reino de Jesucristo, no viene de los hombres sino del Cielo, y se
prepara ya en este mundo para el mundo futuro. Nosotros le decimos a Dios. R - Que tu Reino, Señor, abarque al mundo
entero.
Por la Iglesia, para que sea en el mundo anticipo, el signo y la gran
realizadora del Reino de Dios, rogamos. R -Señor, Jesucristo,
escúchanos.
Por el Papa, para que sus llamadas apremiantes por la paz encuentran
eco en todos los hombres de buena voluntad, rogamos. R -Señor, Jesucristo, escúchanos.
Por todos los cristianos, para que seamos constructores de paz, de
amor, de bienestar social, como frutos del Reino, rogamos. R -Señor, Jesucristo, escúchanos.
Por nosotros aquí presentes, para que viviendo de la Eucaristía
contribuyamos a reforzar el Reino de Dios en el mundo, rogamos. R -Señor, Jesucristo, escúchanos.
Acto de esperanza
Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer.
Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer.
LA PALABRA DE DIOS NOS ILUMINA
LECTURA Del
santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "Velo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre nosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearas ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veas. Y le dirán: "Velo aquí, velo allá." No vayas, ni corras detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
Palabra del Señor.
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "Velo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre nosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearas ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veas. Y le dirán: "Velo aquí, velo allá." No vayas, ni corras detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
Palabra del Señor.
Meditación del Papa Francisco
Nosotros sabemos que la historia tiene un centro: Jesucristo,
encarnado, muerto y resucitado; que está vivo entre nosotros y que tiene una
finalidad: el Reino de Dios, Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor.
Y tiene una fuerza que la mueve hacia aquel fin: es la fuerza del
Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que hemos recibido en
el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida
cristiana, en el camino de la historia, hacia el Reino de Dios.
Este Espíritu es la potencia del amor que ha fecundado el seno de la
Virgen María; y es el mismo que anima los proyectos y las obras de todos los
constructores de paz. Donde hay un hombre y una mujer constructor de paz, es
exactamente el Espíritu Santo quien ayuda y lo empuja a hacer la paz» (S.S.
Francisco, 1 de enero de 2014).
REFLEXIÓN:
El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud.
Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano.
Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida.
¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema!
Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.
El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud.
Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano.
Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida.
¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema!
Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.
Se lee las siguientes
afirmaciones de fe (Cf. Génesis, 1, 1 y siguientes):
Responder: Y VIO DIOS QUE ERA
BUENO.
Ø
Hizo Dios el firmamento y separó las aguas que
hay debajo, de las que hay encima de él. A lo seco lo llamó Dios tierra y a la
acumulación de las aguas la llamó mares. Y
VIO DIOS QUE ERA BUENO.
Ø Brotó
de la tierra vegetación: plantas con semilla de su especie y árboles frutales
que dan fruto con semilla de su especie. Y
VIO DIOS QUE ERA BUENO.
Ø Hizo
Dios dos lumbreras grandes... y las puso en el firmamento para iluminar la
tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y VIO DIOS QUE ERA BUENO.
Ø Hizo
Dios las bestias salvajes, los ganados y los reptiles del campo según sus especies. Y VIO DIOS QUE ERA BUENO.
Ø Y
creó Dios a los seres humanos, a su imagen; a imagen de Dios los creó; varón y
mujer los creó. Y los bendijo Dios. Y vio, entonces, Dios todo lo que había
hecho Y TODO ERA MUY BUENO.
Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el
corazón sobre todas las cosas, porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna
felicidad: por amor a ti amo a mi
prójimo como a mí mismo, y perdono las ofensas recibidas.
R- Señor, haz que yo te ame cada vez más.
Lector: Padre nuestro…
Ave María… Gloria al Padre…
En los cielos y en la tierra, sea para siempre bendito y alabado.
Todos: El corazón amoroso de Jesús sacramentado. (Meditemos: Hagamos silencio, para
escucharlo).
CANTO: Cantamos todos el Padre nuestro.
Propósito
Empecemos por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la oración y la caridad a los demás.
Diálogo con Cristo
Jesús, ni el trabajo, ni el estudio, ni las ocupaciones cotidianas, deben ser un obstáculo para estar unido a Ti. Sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí tu Reino. Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y servicio a los demás.
Empecemos por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la oración y la caridad a los demás.
Diálogo con Cristo
Jesús, ni el trabajo, ni el estudio, ni las ocupaciones cotidianas, deben ser un obstáculo para estar unido a Ti. Sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí tu Reino. Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y servicio a los demás.
(Según el tiempo que quede, se continua con las lecturas
complementarías o se pasa al cierre de la Hora Santa)
LECTURA COMPLEMENTARIA EL REINO DE DIOS
El contenido de la Nueva Evangelización es el Reino de Dios; la Evangelización, en efecto, no tiene otro fin que implantar el Reino de Dios en toda la humanidad: pretende que, con la fuerza del Evangelio, se convierta “al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y sus ambientes concretos” (EN 18).
La finalidad de la Evangelización es impregnar del reino de Dios la cultura o, más exactamente, las culturas (Cf. Id. 20).
¿Cómo podemos entender el concepto de esta maravillosa realidad? ¿Qué es el reino de Dios? Podemos entenderlo como la intervención personal, todopoderosa y absolutamente gratuita de Dios quien –por su Hijo- se reafirma como el Señor, cambia el rumbo de la historia, hace prevalecer su voluntad en todo el género humano y destruye el dominio del mal. El Reino de Dios es la comunión de todos los seres humanos entre sí y con Dios. Trabajar por el Reino de Dios significa reconocer y favorecer el dinamismo divino que está presente en la historia humana y la transforma, buscando la liberación del mal en todas sus formas y consecuencias (RM 15). El Reino de Dios no es un concepto, una doctrina o un programa sujeto a libre elaboración, sino que es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret, imagen del Dios invisible (RM 18).
Por su misma naturaleza el reino es dinámico: es la semilla que germina, el árbol que crece, la levadura que fermenta toda la masa. Para buscar, aceptar y favorecer este crecimiento, nunca debemos perder lo esencial: la vida de Jesús en nosotros, alentada por su Espíritu.
Toda la vida de la Iglesia, así como su acción apostólica deben estar al servicio del reino de Dios, ya que la Iglesia sirve a éste como a su fin, de acuerdo al programa del Evangelio
El contenido de la Nueva Evangelización es el Reino de Dios; la Evangelización, en efecto, no tiene otro fin que implantar el Reino de Dios en toda la humanidad: pretende que, con la fuerza del Evangelio, se convierta “al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y sus ambientes concretos” (EN 18).
La finalidad de la Evangelización es impregnar del reino de Dios la cultura o, más exactamente, las culturas (Cf. Id. 20).
¿Cómo podemos entender el concepto de esta maravillosa realidad? ¿Qué es el reino de Dios? Podemos entenderlo como la intervención personal, todopoderosa y absolutamente gratuita de Dios quien –por su Hijo- se reafirma como el Señor, cambia el rumbo de la historia, hace prevalecer su voluntad en todo el género humano y destruye el dominio del mal. El Reino de Dios es la comunión de todos los seres humanos entre sí y con Dios. Trabajar por el Reino de Dios significa reconocer y favorecer el dinamismo divino que está presente en la historia humana y la transforma, buscando la liberación del mal en todas sus formas y consecuencias (RM 15). El Reino de Dios no es un concepto, una doctrina o un programa sujeto a libre elaboración, sino que es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret, imagen del Dios invisible (RM 18).
Por su misma naturaleza el reino es dinámico: es la semilla que germina, el árbol que crece, la levadura que fermenta toda la masa. Para buscar, aceptar y favorecer este crecimiento, nunca debemos perder lo esencial: la vida de Jesús en nosotros, alentada por su Espíritu.
Toda la vida de la Iglesia, así como su acción apostólica deben estar al servicio del reino de Dios, ya que la Iglesia sirve a éste como a su fin, de acuerdo al programa del Evangelio
Responder: VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A
NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
Ø Tu
Reino es vida, tu Reino es verdad, tu Reino es justicia, tu Reino es paz, tu
Reino es gracia, tu Reino es amor.
R - VENGA A
NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
Ø Dios
mío, da tu juicio al rey y tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu
pueblo con justicia a tus humildes con rectitud; para que rija a tu pueblo con
justicia a tus humildes con rectitud.
R - VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
R - VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
Ø Que
los montes traigan la paz y los collados traigan la justicia, que Él defienda a
los humildes de su pueblo y quebrante al explotador.
R - VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
R - VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR, VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.
LEEMOS DESPACIO.
La palabra “Reino” llena toda la Biblia y condensa todo el mensaje de
Dios. Los profetas anunciaban el Reino y prometían de parte de Dios un Rey
pacífico y universal. Los judíos esperaban con ansia el establecimiento del
Reino de Dios que sería instaurado por el Mesías prometido. Llega Jesús y
predica y funda el Reino de Dios. “Recorría toda la Galilea predicando el
Reino” (Mt. 4,23)
Un Reino del que dirá después a Pilato:” Mi Reino no es de este mundo”.
Y Jesús confesará de Si mismo, “Si Yo soy el Rey” (Jn. 18,36-37 Le arrebataba a
Satanás el dominio que ejercía sobre los hombres, y dirá por eso Jesús. “Ahora
el príncipe de este mundo es arrojado fuera” (Jn. 12,31)
Será, como canta la Liturgia de la Iglesia, “Un Reino eterno y
universal: el Reino de la Verdad y la Vida, el Reino de la Santidad y la
gracia, el Reino de la Justicia, el Amor y la Paz”.
Como se ve, el Reino de Dios es ajeno a los ideales políticos y
económicos del mundo. Aunque es de tal manera Santo que no podrá consentir ni
la injusticia, ni la opresión, ni la violación de cualquier derecho del hombre,
que es, además, como cristiano, un hijo de Dios y ciudadanos del Reino.
El Reino está ya presente en la Tierra, aunque no se consumará
glorioso, definitivo y eterno hasta el final del mundo, cuando Jesucristo,
resucitados los muertos, y puestos todos sus enemigos como escaño de sus pies
en una condenación irremediable, “Entregara su Reino a Dios Padre, a fin de que
Dios sea todo en todos” (1Corintos 15,24-28)
Entre tanto, a nosotros nos toca aceptar el ser ciudadanos vivos del
Reino, rechazando el pecado, obra de Satanás y aposición total de Reino de
Dios, vivir la Gracia, que es el Reino de Dios en nosotros, ser militantes
del Reino con un apostolado ardiente, para consolidar y dilatar cada vez las
fronteras del Reino de Dios.
La Eucaristía por ser el mismo Jesucristo presente entre nosotros, es
la cima en que converger toda la actividad del Reino en la Tierra, y es la
fuente de donde dimana toda la energía para mantenernos en la fidelidad exigida
por nuestra condición de ciudadanos del Reino celestial.
Dijo bellamente el Papa Juan Pablo II:” Cuando se celebra sobre el
altar de una pequeña Iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto
sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e
impregna toda la creación”. La Eucaristía viene a ser así como la consumación
del Reino de Dios en el Universo.
CIERRE:
OREMOS
Todos: Señor
Sacramentado, en quien se centra toda la vida del Reino para
los que formamos la Iglesia peregrina y militante. Tú nos pides fidelidad
absoluta en tu servicio. Haz que saquemos de la Eucaristía las fuerzas que
necesitamos para serte fieles, hasta que recibamos el premio de Ti, Jesús el
Rey inmortal de los siglos. Así sea.
Oh Jesús, te ofrezco este
sacrificio por tu amor, ¡por la conversión de los pecadores y en reparación de
los pecados que tanto ofenden a tu Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de
María!
¡Dios mío, yo creo, adoro,
espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan,
no te aman! (Tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro
profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
nuestro Señor Jesucristo, presente en todas los Sagrarios del mundo, en
reparación de los ultrajes con los que El es ofendido. Por los méritos
infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te
pido la conversión de los pecadores.
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas en tu
Hijo muy amado, rey del universo, haz que toda criatura liberada de la esclavitud
sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
SE RESERVA EL SANTISIMO SACRAMENTO. Se reza la Estación al Santísimo
SE RESERVA EL SANTISIMO SACRAMENTO. Se reza la Estación al Santísimo
CANTO: Altísimo Señor
Altísimo Señor, que
supisteis juntar a
un tiempo en el altar, ser Cordero y Pastor,
quisiera con fervor, amar y recibir, a quien, por mí, quiso morir.
quisiera con fervor, amar y recibir, a quien, por mí, quiso morir.
Cordero divinal, por nuestro
sumo bien, inmolado en Salem, en tu puro raudal,
de gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.
de gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración.
DESPEDIDA E INVITACIÓN A CONTINUAR VIVIENDO LA CUARESMA
(El coordinador felicita
a todos, los anima a regresar esperanzados a su casa y a compartir algo de lo
que han vivido)
Es un tiempo de reflexión,
de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio
pascual. Renovemos, nuestro compromiso bautismal por medio de la penitencia
individual y social, el ayuno y arrepentimiento por nuestros pecados, a fin de
que estemos preparados para la gran fiesta de la Pascua
Gracias por haber dejado sus
quehaceres cotidianos para poder asistir a esta HORA delante el Señor, que Dios
les dé la fortaleza para regresar esperanzados a su casa y a compartir algo de
lo que reflexionamos hoy.
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