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sábado, 19 de noviembre de 2016

VIGILIA - COMIENZO DE ADVIENTO

VIGILIA - COMIENZO DE ADVIENTO

         MATERIAL:
Una imagen de la Virgen María   (La Virgen Madre, La  virgen con niño)
Una imagen de la Sagrada Familia
Corona de adviento
3 cirios o velas grandes.

(En pie)
Canción de adoración.
(De rodillas)
Exposición del Santísimo.

CANTO:

(De rodillas. Pausa de silencio. Canción)
(De pie)


Inicio: 
Esta vigilia nos ayuda a adentrarnos en este tiempo litúrgico de Adviento, un tiempo especial que la Iglesia nos ofrece para profundizar en el misterio de la Encarnación, en el cual nos preparamos de corazón para recibir a Cristo, naciendo entre los hombres, para darnos la salvación y para aumentar en nuestros corazones el anhelo del retorno de Nuestro Señor.  
Le pedimos la asistencia de Nuestra Madre del cielo, la Virgen María, y de nuestros ángeles custodios, para que nos ayuden en esta Hora Santa que realizamos en tiempo de Adviento.
El mundo trata de distraernos, de llevarnos por caminos contrarios a los de Dios; el mundo busca hacernos creer que Adviento y Navidad son tiempos de distracción, de diversión, de compras, de olvido de Dios.   El mundo quiere hacernos creer que la Navidad es caer a la voracidad y a la diversión sin freno.   Ofrecemos esta Hora Santa en reparación por quienes caerán en los engaños del mundo, y le pedimos a la Virgen el verdadero espíritu de Adviento, espíritu de oración, de penitencia, de obras de misericordia, de espera alegre del Mesías que vendrá para Navidad escondido en la naturaleza de un Niño recién nacido.
Este tiempo que dura cuatro semanas, es un tiempo precioso para ir revisando nuestra vida y lograr disponer nuestro corazón como un auténtico pesebre donde pueda nacer el Señor.
Es el tiempo de la espera por excelencia.   Con meditaciones, con cantos, tiempo de silencio y preces para centrarnos en la oración, llegamos a decir con la esperanza viva, basada en la fe ePalabra de Dios: “¡Ven, Señor Jesús!”

 Meditación
Jesús, en el Antiguo Testamento, los justos del Pueblo Elegido esperaban con ansias tu Venida. Ellos conocían las Escrituras y los profetas y anhelaban fervientemente su cumplimiento, el cumplimiento de las profecías que anunciaban el hecho más grande y maravilloso que le pudiera acontecer a la humanidad toda, la Encarnación del Verbo de Dios. los justos y los profetas del Antiguo Testamento anhelaban tu Venida, oh Rey Mesías, porque se daban cuenta que este mundo, sin Ti, es un erial, un desierto ardiente, un paraje desolado, una morada de bestias; se daban cuenta que este mundo sin Ti, es un valle de tinieblas y de sombras de muerte, lleno de peligros y de amenazas mortales, y por eso clamaban por tu Venida, porque al venir a este mundo, lo habrías de iluminar con la luz de tu Ser divino, luz que es al mismo tiempo Vida y Amor eternos.    También nosotros, igual que los que te esperaban con ansias en el Antiguo Testamento, esperamos con ansias la Navidad, el tiempo de la Iglesia en el cual, por el misterio de la liturgia, habrás de renovar tu Nacimiento virginal en una gruta de Belén. Junto a los hombres y mujeres que en la Antigüedad te esperaban, también nosotros te esperamos con fe y con amor, oh Rey Mesías, que vienes a nosotros revestido de Niño sin dejar de ser el Dios omnipotente y de toda majestad que eres desde los siglos sin fin. Amén.

Silencio para meditar.

Oración: 
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

L. Adviento, tiempo de espera de lo eterno. Tiempo de espera del Señor.
T.- Tiempo de silencio para percibir su presencia. La presencia de Dios entre nosotros.
L.- ¿Cuándo llegará al fin el prometido de Dios?
T.- ¿Cuándo llegará el día en que nuestra espera será satisfecha?
L.- El día de Dios. Todavía un poco de tiempo, un poco de tiempo solamente.
T.- Y el Señor vendrá.
L.- Dios será luz para todos.
T.- Los ciegos lo verán.
L.- Todavía un poco de tiempo, un poco de tiempo solamente.
T.- ¿A quién temeré? ¿Quién me hará temblar?
T.- ¡Ven, Señor Jesús!Silencio para meditar.

CANTO: “ANHELOS DEL MESÍAS”.

Símbolos:

LA CORONA DE ADVIENTO




Es un símbolo cristiano que nos recuerda que Cristo es la luz que viene a iluminar nuestra vida, y que en cada semana que encendemos una vela, la luz debe ser cada vez más resplandeciente. La luz es un signo especial que nos muestra como vencer las tinieblas. Ya el profeta Isaías lo anunciaba:
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz (Is 9, 1) 

Silencio para meditar.

Meditación:
         Jesús, desde el seno de Dios Padre viniste a esta tierra, a encarnarte en el seno de la Virgen Madre. Viniste en un noche helada, prefiguración de los corazones oscuros y helados de los hombres, vacíos del Amor Divino. Elegiste para tu Nacimiento, Tú, que eres el Creador del universo, una pobre, fría y oscura gruta, gruta que tu Madre tuvo que limpiar para que sea más digna para tu llegada, porque estaba llena del estiércol de los animales, porque era un refugio del buey y del asno. Jesús, esa cueva de Belén, así de fría, oscura y pobre, y toda manchada, es una figura del corazón del hombre sin tu gracia: es frío, porque no tiene tu amor; es oscuro, porque no tiene tu luz; es pobre, porque no tiene la riqueza de tu divinidad, y está manchada, porque el pecado es la mancha espiritual que ennegrece el corazón. Jesús, haz que tu Madre, así como preparó la gruta, limpiándola, para que Tú nacieras en un lugar digno, haz que sea también la Virgen quien prepare nuestros corazones; haz que Ella, que es la Mediadora de todas las gracias, nos consiga de Ti todas las gracias que necesitamos, para que nuestros corazones sean como la cueva de Belén, limpia por la acción de María y tu gracia. Amén.

Silencio para meditar.

Oraciones:
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

L.- Es el Señor, a quien esperamos serena y gozosamente.
T.- Señor, ¡no tardes más! ¡Ven, Señor Jesús!
L.- Tenemos necesidad de tu presencia.
T.- Nuestro corazón se viste de fiesta sabiendo que vienes ya.
L.- Que la humanidad entera ocupe su sitio para la fiesta.
L.- Que corra el vino en abundancia, como corría en las bodas de Caná.
T.- Sirvan las mejores carnes, se ha matado el toro cebado.
L.- Llega la hora, estamos de fiesta.
T.- No habrá últimos ni primeros.
L.- Todos seremos hermanos hijos e hijas del Rey.
T.- Todos saciarán su hambre.
L.- El lobo convivirá con el cordero.
T.- El leopardo será amigo del cabrito, el cachorro de león con el ternero.
L.- El león pacerá con la vaca y la cabra. El niño pequeño jugará con la serpiente y el áspid.
T.- Ven Señor, date prisa, Señor. Te esperamos anhelantes. Sabemos que vendrás.
T.- ¡Ven, Señor Jesús!

Silencio para meditar.

CANTO.


ESA LUZ ES CRISTO QUE VIENE A ILUMINAR NUESTRA VIDA. LA LUZ PODEMOS MANTENERLA PRENDIDA:
a)      CAMBIANDO: Este tiempo es un tiempo de conversión, de reflexión en nuestra vida. Cuando una vela es encendida, la cera empieza a derretirse, y mientras se derrita la luz logra mantenerse.
¿Qué queremos cambiar en este tiempo? ¿Qué queremos pedirle al Señor que transforme en nosotros? En Adviento podemos empezar a cambiar, y preparar un corazón para que Cristo nazca.

Silencio para meditar.

Meditación:
Jesús, Tú que fuiste engendrado “entre esplendores sagrados” desde la eternidad en el seno eterno del Padre; Tú que eres Dios tres veces Santo, ante los ángeles y santos del cielo se postran en adoración y no pueden hacer otra cosa que cantar de alegría y exultar de gozo ante la visión de tu infinita majestad; cuando viniste a este mundo, ya antes de nacer, conociste el rechazo, la frialdad y la indiferencia de los hombres, porque “no había lugar” en los albergues para tu Madre encinta de Ti y para San José, tu padre adoptivo y debido a esta razón, tu Madre y San José debieron ir a las afueras de Belén, a una pobre y oscura gruta. Jesús, estos albergues, con grandes y cómodos aposentos, con música y calor de fuego, con abundantes alimentos y bebidas, llenos de gentes que comen, beben y ríen despreocupadamente, pero que no tienen lugar para que entres Tú, que vienes traído por tu Madre, son figura de los corazones soberbios que, en su necio orgullo, creen no tener necesidad de Ti; estos albergues son, oh Jesús, la figura de los pobres hombres que se aferran a los bienes materiales y a los placeres de este mundo, olvidándose de la vida eterna y del juicio particular que habrán de recibir el día de su muerte. Ten piedad de ellos, Jesús, por el amor del Inmaculado Corazón de María; no les tengas en cuenta este pecado y dales la gracia de la conversión. Amén.

Silencio para meditar.

Oraciones:
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

L.- Los campos ya blanquean, la cosecha está próxima.
T.- Librará al pobre que súplica, al afligido que no tiene protector.
L.- Cuida del pobre y desvalido.
T.- Se acerca el prometido, el Cordero de Dios, el Elegido.
L.- Él nos dijo: “No temas, no tengas miedo pobre mortal, yo vengo a socorrerte”.
T.- Juan lo señaló delante de sus discípulos más fieles y ellos le siguieron.
L.- Juan no era la luz: él era su testigo.
T.- Abramos la puerta, preparemos el corazón.
L.- Para que, cuando Él venga, nos encuentre de pie, preparados para recibirle.
T.- Ven Señor, date prisa, Señor. Te esperamos anhelantes. Sabemos que vendrás.
T.- ¡Ven, Señor Jesús!

Silencio para meditar.

CANTO.


ESA LUZ ES CRISTO QUE VIENE A ILUMINAR NUESTRA VIDA. LA LUZ PODEMOS DEFENDER:
b) VIGILANDO: No podríamos vigilar estando a oscuras. Adviento por ser un tiempo preparatorio, debemos estar vigilantes y atentos. El bullicio del comercio, la ropa, regalos, cena, luces, decoración, podrían distraernos y no dejarnos preparar adecuadamente para celebrar dignamente el nacimiento del Señor. Recordemos a las vírgenes precavidas, que teniendo aceite en su lámpara estuvieron atentas a la llegada del novio (Mt 25, 1-13). Así nosotros, en Adviento debemos estar vigilantes, en oración, viviendo la Liturgia cada día para ir llenando de gozo el corazón para el día en que contemplemos al niño en el pesebre.    
   
 Silencio para meditar.

Oraciones:
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Meditación
Jesús, cuando naciste en Belén, fuiste adorado por los ángeles y los pastores: mientras los ángeles entonaban cánticos de alabanza y glorificaban a Dios por su inmensa bondad, los pastores se postraban ante tu Presencia, adorándote, porque unos y otros reconocían tu divinidad, oculta en la humanidad de un Niño recién nacido. Los ángeles y los pastores veían en Ti, oh Jesús, no a un niño más entre tantos otros, sino al Dios de majestad inefable escondido, oculto, en el cuerpo de un Niño, y por eso se alegraban y cantaban por tu Nacimiento. Te pedimos, oh Jesús, que enciendas nuestros corazones con el mismo amor de ángeles y pastores, para que también nosotros, que esperamos anhelantes la Navidad, te cantemos y te adoramos en el misterio de tu Nacimiento. Amén.

Silencio para meditar.

L.- Se cumplieron los tiempos.
T.- La Virgen concibió al Hijo de la Promesa.
L.- En Nazaret, en Galilea, Dios visitó a su pueblo.
T.- “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.
L.- Llena de Espíritu Santo, María dijo: “sí” a Dios un sí de consecuencias eternas.
T.- Ella creyó en lo imposible. ¡Creyó! Es el comienzo de la Nueva Alianza.
L.- Pueblo de Dios, alégrate, salta de alegría.
T.- Llega el Salvador al mundo.
L.- Somos el pueblo que le busca.
T.- Derribas a los poderosos.
L.- Y haces callar a los malvados.
T.- Confías tu secreto a los pobres y a los humildes.
L.- Lo que escondes a los sabios, lo revelas a los sencillos.
T.- Se cumple la promesa hecha en otro tiempo a nuestros padres.
L.- Abraham se alegra con los suyos viendo que ha llegado el día.
T.- Levanta al pobre para que se siente y reciba el trono de gloria.
L.- Señor, Dios nuestro, restáuranos.
T.- ¡Que brille tu rostro y nos salve!
L.- Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
T.- La venida de nuestro Salvador.
T.- ¡Ven, Señor Jesús!

Silencio para meditar.

CANTO.

ESA LUZ ES CRISTO QUE VIENE A ILUMINAR NUESTRA VIDA. LA LUZ LA PODEMOS TRASMITIR:
c) ILUMINANDO: Adviento es el tiempo para ser luz a los demás. San Juan Bautista predicaba a quienes venían a él, predicaba conversión e indicando a cada uno cómo podía prepararse mejor (Lc 3, 10-15).
 ¿Cuántas personas vivirán esta época sólo pensando en nieve, renos y el "espíritu de la Navidad", pero de Cristo no sabrán nada?
Es entonces el momento de que seamos luz para los demás, sea enseñando la fe, sea como la Virgen María, de camino al servicio a la casa de su prima Isabel, sea compartiendo con el que no tiene nada en esta época.
Este Adviento debe ser un camino en el cual cada día preparemos un corazón para recibir al Señor con alegría.

 Silencio para meditar.

Oraciones:
“Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Silencio para meditar.

Meditación
Jesús, Tú elegiste para venir a este mundo, el ser recibido por un matrimonio santo, formado por la Virgen María y por San José, su esposo casto y cuando naciste, el matrimonio santo se convirtió en una familia santa, la Sagrada Familia. Jesús, Tú quisiste ser acunado en brazos de una Madre mujer y quisiste ser socorrido por un padre varón; de esta manera, enalteciste a la familia humana con la santidad que viene de Ti, Dios tres veces Santo. Al ser tu deseo el nacer en una familia formada por mujer y varón y por un hijo, nos quieres hacer ver que la familia humana, creada por Ti y santificada por Ti, es una sola y única y está formada por la esposa-madre-mujer, por el esposo-padre-varón y que los hijos que nacen de esta unión nupcial son fruto del amor esponsal. Jesús, te pedimos por la multitud de niños que ven negado este derecho, el derecho a nacer en el seno de una familia, como fruto del amor de los esposos y no como consecuencia de la fría manipulación de laboratorio; Jesús, te pedimos por los niños que son congelados en tubos de ensayo antes de nacer; te pedimos por los que son desechados; te pedimos por los que son implantados en “vientres de alquiler”; te pedimos por todos estos niños, porque ven violentado el derecho de todo niño de vivir, de ser concebido como fruto del amor esponsal, de nacer en el seno de una familia, de ser educado por una madre-mujer y un padre-varón. Te pedimos también por quienes constituyen familias contrarias al orden natural, contrarias al orden creado por Ti, avasallando así el derecho que tienes como Dios de que sea respetada tu Voluntad expresada en la naturaleza humana. Haz que los hombres entiendan que hay un solo modelo de familia posible, la Sagrada Familia de Nazareth. Amén.

Silencio para meditar.

L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Sacia a los hambrientos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Da luz a los ciegos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Levanta a los decaídos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Fortalece a los débiles.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Defiende a los débiles.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Transforma nuestros corazones.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Cúranos y santifícanos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Alegra nuestros corazones.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Líbranos del pecado.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Consuélanos y Libéranos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- ¡Sálvanos!
L.- Oh sabiduría salida de la boca de Dios, Palabra hecha carne como nosotros.
T.- ¡Ven!
L.- Oh guía de Israel, zarza ardiente, nube de fuego.
T.- ¡Ven!
L.- Oh raíz de Jesé, hijo de David.
T.- ¡Ven!
L.- Oh llave de David, puerta abierta a Dios.
T.- ¡Ven!
L.- Oh sol naciente esplendor del Padre, resplandor de su rostro,
T.- ¡Ven!
L.- Oh Rey del Universo, piedra angular de la Iglesia,
T.- ¡Ven!
L.- Oh Emmanuel, Dios con nosotros, Dios en nosotros.
T.- ¡Ven!
L.- Proclamamos tu nombre: “Maravilloso-Consejero, Dios Fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la Paz”.
T.- ¡Ven!

Silencio para meditar.

CANTO

Meditación final

Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, te pedimos que aceptes nuestra humilde adoración en reparación de tu Santo Nombre y en acción de gracias por tu Encarnación y Nacimiento.  Acepta cada latido de nuestros corazones, une nuestros latidos a los de tu Sacratísimo Corazón y a los del Inmaculado Corazón de María, y por los méritos de tu Pasión y por los dolores de tu Madre, haz que se salve un alma por cada latido nuestro unido a los vuestros. Tú eres el Dueño y el Señor de la historia y vienes a nosotros no en el esplendor de tu majestad y poder, sino en la humildad de nuestra naturaleza, desvalido como un Niño recién nacido. Acepta la humilde ofrenda de nuestros pobres corazones, como si fueran otras tantas grutas de Belén para que, por intercesión de María Santísima, te dignes a nacer en ellos, para que seas la alegría y el gozo de nuestras vidas, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

Silencio para meditar.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Los cielos, la tierra, y el mismo Señor Dios”.

(De rodillas. Pausa en silencio. Canción)
Reserva del Santísimo.
Canción a la Virgen. 


  VIGILIA - COMIENZO DE ADVIENTO
L. Adviento, tiempo de espera de lo eterno. Tiempo de espera del Señor.
T.- Tiempo de silencio para percibir su presencia. La presencia de Dios entre nosotros.
L.- ¿Cuándo llegará al fin el prometido de Dios?
T.- ¿Cuándo llegará el día en que nuestra espera será satisfecha?
L.- El día de Dios. Todavía un poco de tiempo, un poco de tiempo solamente.
T.- Y el Señor vendrá.
L.- Dios será luz para todos.
T.- Los ciegos lo verán.
L.- Todavía un poco de tiempo, un poco de tiempo solamente.
T.- ¿A quién temeré? ¿Quién me hará temblar?
T.- ¡Ven, Señor Jesús!
L.- Es el Señor, a quien esperamos serena y gozosamente.
T.- Señor, ¡no tardes más!. ¡Ven, Señor Jesús!
L.- Tenemos necesidad de tu presencia.
T.- Nuestro corazón se viste de fiesta sabiendo que vienes ya.
L.- Que la humanidad entera ocupe su sitio para la fiesta.
L.- Que corra el vino en abundancia, como corría en las bodas de Caná.
T.- Sirvan las mejores carnes, se ha matado el toro cebado.
L.- Llega la hora, estamos de fiesta.
T.- No habrá últimos ni primeros.
L.- Todos seremos hermanos hijos e hijas del Rey.
T.- Todos saciarán su hambre.
L.- El lobo convivirá con el cordero.
T.- El leopardo será amigo del cabrito, el cachorro de león con el ternero.
L.- El león pacerá con la vaca y la cabra. El niño pequeño jugará con la serpiente y el áspid.
T.- Ven Señor, date prisa, Señor. Te esperamos anhelantes. Sabemos que vendrás.
L.- Los campos ya blanquean, la cosecha está próxima.
T.- Librará al pobre que súplica, al afligido que no tiene protector.
L.- Cuida del pobre y desvalido.
T.- Se acerca el prometido, el Cordero de Dios, el Elegido.
L.- Él nos dijo: “No temas, no tengas miedo pobre mortal, yo vengo a socorrerte”.
T.- Juan lo señaló delante de sus discípulos más fieles y ellos le siguieron.
L.- Juan no era la luz: él era su testigo.
T.- Abramos la puerta, preparemos el corazón.
L.- Para que, cuando Él venga, nos encuentre de pie, preparados para recibirle.
T.- ¡Ven, Señor Jesús!

L.- Se cumplieron los tiempos.
T.- La Virgen concibió al Hijo de la Promesa.
L.- En Nazaret, en Galilea, Dios visitó a su pueblo.
T.- “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.
L.- Llena de Espíritu Santo, María dijo: “sí” a Dios un sí de consecuencias eternas.
T.- Ella creyó en lo imposible. ¡Creyó! Es el comienzo de la Nueva Alianza.
L.- Pueblo de Dios, alégrate, salta de alegría.
T.- Llega el Salvador al mundo.
L.- Somos el pueblo que le busca.
T.- Derribas a los poderosos.
L.- Y haces callar a los malvados.
T.- Confías tu secreto a los pobres y a los humildes.
L.- Lo que escondes a los sabios, lo revelas a los sencillos.
T.- Se cumple la promesa hecha en otro tiempo a nuestros padres.
L.- Abraham se alegra con los suyos viendo que ha llegado el día.
T.- Levanta al pobre para que se siente y reciba el trono de gloria.
L.- Señor, Dios nuestro, restáuranos.
T.- ¡Que brille tu rostro y nos salve!
L.- Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
T.- La venida de nuestro Salvador.
T.- ¡Ven, Señor Jesús!
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Sacia a los hambrientos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Da luz a los ciegos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Levanta a los decaídos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Fortalece a los débiles.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Defiende a los débiles.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Transforma nuestros corazones.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Cúranos y santifícanos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Alegra nuestros corazones.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Líbranos del pecado.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- Consuélanos y Libéranos.
L.- ¡Ven, Señor Jesús!
T.- ¡Sálvanos!
L.- Oh sabiduría salida de la boca de Dios, Palabra hecha carne como nosotros.
T.- ¡Ven!
L.- Oh guía de Israel, zarza ardiente, nube de fuego.
T.- ¡Ven!
L.- Oh raíz de Jesé, hijo de David.
T.- ¡Ven!
L.- Oh llave de David, puerta abierta a Dios.
T.- ¡Ven!
L.- Oh sol naciente esplendor del Padre, resplandor de su rostro,
T.- ¡Ven!
L.- Oh Rey del Universo, piedra angular de la Iglesia,
T.- ¡Ven!
L.- Oh Emmanuel, Dios con nosotros, Dios en nosotros.
T.- ¡Ven!
L.- Proclamamos tu nombre: “Maravilloso-Consejero, Dios Fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la Paz”.
T.- ¡Ven!

"SOY MISIONERO DE JESÚS" (Aku Muallim)
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La Comisión Diocesana de Animación Misionera de la Arquidiócesis de Yucatán, México. período de 2005 a 2016.

Plan Diocesano de la Comisión de Animación Misionera
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La Comisión de Animación Misionera promueve en forma sistemática en todos los bautizados, la conciencia de su adhesión a Cristo, salvador del mundo, animándolos a iniciar un camino de conversión en las PCP’s. y a difundir como discípulos-misioneros el mensaje de Salvación.

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